Vivencias de una semana de retiro
ENCUENTRO NACIONAL DE SACERDOTES 2017
Del 9 al 15 de julio 40 sacerdotes, 1 diácono permanente y 2 seminaristas, de muy diversas procedencias de la geografía hispana, hemos gozado del retiro que todos los años organiza la Renovación Carismática Católica en España. Nos juntamos sacerdotes diocesanos y sacerdotes pertenecientes a congregaciones religiosas.
Hemos disfrutado de las precisas y ungidas reflexiones de la comunidad “Tabor” de Aranjuez. Igualmente, ha sido inestimable la magnífica animación del ministerio de música a cargo del grupo “Rey de reyes” de Guadalajara.
Nuestro retiro ha sido en auténtico encuentro. Encuentro con el Señor, cuya presencia hemos sentido, reconocido y alabado. Encuentro con los hermanos sacerdotes en un clima de máxima apertura y clara sinceridad. Encuentro con los responsables y organizadores del encuentro
Encuentro de profunda oración
El famoso sociólogo estadounidense Peter L. Berger en su precioso libro “Rumor de ángeles” resalta, entre otros, como signos de la trascendencia, el arte y la música. Ciertamente la música tiene un componente que se nos escapa de nuestras categorías mentales de las razones científicas. La música es elevación y trascendencia. La música te hace entrar en un mundo inabarcable. La música, cogiéndote de la mano, te transporta a espacios indescriptibles.
En el retiro la música oracional ha sido una constante. Ha estado permanentemente presente. Nos ha ayudado a adentrarnos en la presencia de Dios. Ha ayudado fortísimamente en la oración. La música nos ha transportado a la esfera de Dios y nos ha facilitado el reconocer la presencia real del Señor.
El retiro ha sido encuentro. Profundo encuentro. Encuentro con Jesús. Las palabras muchas veces se quedan cortas a la hora de describir la realidad y más cortas todavía a la hora de transmitir experiencias. Hemos tenido un encuentro de experiencia de Dios.
Con Dios nos podemos encontrar absolutamente en todas partes. Cuando estamos con Dios la oración nace espontánea en cualquier lugar.
Encuentro de prolongada alabanza
Hemos sido creados para conocer, amar, servir y alabar a Dios. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica 358: ”para ofrecerle toda la creación”. La creación solo tiene auténtico sentido desde la presencia del hombre. Cuando el hombre alaba, cuando el hombre alza los brazos, ofrece lo más grande, su propia persona.
Todos los días del retiro hemos gozado de horas y horas de prolongada alabanza. Una alabanza que resonaba con inusitada y atronadora fuerza en la capilla de Cristo Rey en Pozuelo de Alarcón. Han sido muy potentes los momentos de alabanza. El canto surgía de forma torrencial de tantas y tantas gargantas. Necesariamente la vida eterna tiene que ser una permanente alabanza, un continuo canto ante la gozosa y eterna presencia del Creador. No hay que esperar a que llegue la muerte para poder alabar. Aquí en la tierra hoy, ahora, solo o en compañía de la comunidad, podemos y debemos alabar a Dios. Reconocer su grandeza y poder. Saltar de gozo ante nuestro Rey y Señor.
Encuentro de intensa reflexión
Los miembros de la comunidad Tabor nos han ofrecido unas sentidas reflexiones, acompañadas de elocuentes testimonios. Quiero dejar constancia de alguna de las ideas que nos pueden ayudar a crecer en la cercanía y el amor de Dios.
Una de las canciones que me ha hecho mayor bien, y que se ha cantado con tremenda fuerza, es la que dice: “Estoy a la puerta y llamo, esperando a que me abras, ábreme que quiero entrar…, si me abres entraré y yo cenaré contigo”. Dios está deseoso de que abramos nuestra mente, nuestro intelecto, nuestro corazón. Está continuamente llamando, como un mendigo.
Dios me ha llamado y me ha tocado a través de las distintas reflexiones. Adentrarse en el amor de Dios, que nos ama y no puede dejar de amarnos. Siempre somos merecedores del amor de Dios. Tenemos que experimentar el amor de Dios que nos ama incondicionalmente.
No hay que acostumbrarse al pecado. El pecado nos va haciendo esclavos. Ante la evidencia del pecado, Dios nos ofrece su salvación. La salvación es algo actual. Es aquí. Es ahora. Salvación que actúa en nuestro cuerpo, en nuestro corazón y en nuestro espíritu.
Creemos y seguimos a Jesucristo. Tenemos la certeza de que Dios vive y se hace vida en nuestros corazones. La fe es mirar una y otra vez a Jesús. Hacer lo que tenemos que hacer, sin estar pendiente del fruto. Viviendo con pasión cada cosa que tenemos que hacer.
Proclamamos que Jesús es el Señor de nuestra vida. Cuando Jesús se enseñorea de nuestro corazón te viene mucha paz. Produce un gozo profundo, independiente de las circunstancias. Nos da esperanza en las dificultades. Nos llena de seguridad. Teniéndole todo lo puedo.
Quiero resaltar el impacto de la reflexión sobre la necesidad de comunidad. La comunidad no es algo optativo. No es algo para unos pocos. La comunidad es algo intrínseco a la venida del Espíritu Santo. La vida de Dios se vive en comunidad. La comunidad nos muestra que el otro es un don. La comunidad para crecer espiritualmente. La comunidad para discernir y potenciar los carismas. La comunidad como apoyo para perseverar en la dificultad y en la turbación.
El broche de oro es el Espíritu Santo. El Espíritu nos hace experimentar lo que es Dios. Nos hace gozar de la gloria de Dios. Hace de puente entre Dios y el hombre. Hay que pedirlo porque es totalmente gratis. Todo lo que tenemos que hacer es mostrar apertura… está llamando…solo necesita que le abramos.
Dios nos está pidiendo que vibremos y no escondamos el tesoro que el Espíritu ha puesto en nuestros corazones. Podemos afirmar que hemos tenido la experiencia de que la Renovación Carismática Católica nos ayuda a hacerlo todo con el poder del Espíritu Santo
P. Fidel Blasco Canalejas (Guadalajara)
Queridos hermanos yo soy Mario sacerdote de la diócesis de Cádiz y Ceuta pero participo junto con otros dos compañeros sacerdotes y dos laicos en el grupo de habla española New Life en Gibraltar (UK).
Conocía la renovación desde lejos, por los cantos, desde hace muchos años pero la primera relación cercana fue hace tres años en el que por medio de una hermana de aquel grupo con la que tenía amistad me invitó a participar en el Seminario de Vida.
Esta ha sido mi primera asamblea y mi primer encuentro de sacerdotes. Si la asamblea ha estado muy bendecida, el encuentro de sacerdotes se resume en una palabra: impresionante. Ha sido impresionante el modo majestuoso en que Dios se ha mostrado en cada momento del Encuentro. Alabar al Señor con unos laudes tan especiales y llenos de unción que transformaba y daba una nueva visión a los salmos de la liturgia de las horas. Unido a unas Eucaristías en las que se palpaba el amor de ese Pueblo Sacerdotal en torno a su Señor y su Dios, pero con ojos de amados hacia el Gran Amor como en el Cantar de los Cantares.
La Comunidad Tabor, nos ofrecieron enseñanzas en torno al Seminario de Vida en el Espíritu adaptada a nosotros, los pastores del pueblo de Dios, pero siempre ponían la guinda con las oraciones, adoraciones en torno a las temáticas de cada día. Sentía en esos momentos que como siervos inútiles nos dejábamos dirigir por ellos para que nos abrieran los ojos ante la majestuosidad del Amor del Padre, ante el aceptar nuestras cadenas para poder ser liberados… pero especialmente con la llamada a reforzar en nuestros grupos la necesidad de la vivencia de la comunidad. Era un verdadero Tabor las adoraciones nocturnas en aquella capilla, en la que la gracia se derramaba a raudales sobre nosotros por medio del don de lenguas, el canto el lenguas, la profecía, palabra de conocimiento… y “como en verdes praderas nos hace descansar” (Salmo 23) el Señor concedía el descanso y la sanación a su pueblo sacerdotal.
He sentido el cariño de unas personas que proviniendo de distintos lugares de nuestro país, han mostrado siempre su mejor sonrisa, una alegría que viene de estar llenos cada día más del Amor de Dios. Varios hemos sido los que hemos tenido esta primera experiencia y creo que si Dios quiere, no será el último. Ya contamos los días para la próxima asamblea y el próximo retiro. Bendito sea Dios que me ha dado la gracia de experimentar de su amor de modo tan admirable.
P. Mario Luis Almario Martín (Cádiz)
Ungidos para anunciar la Buena Nueva
Ese era el lema del Retiro Nacional de Sacerdotes de este año. Y eso es lo que el Señor nos ha regalado en este gozoso Retiro. Un Retiro verdaderamente ungido por el Espíritu Santo.
Era la primera vez que participaba en este Retiro y ha sido un verdadero regalo. Una de esas experiencias hermosas que el Señor te concede vivir y disfrutar.
Ha sido como dice la Palabra de hoy (cuando escribo este testimonio) una verdadera Pascua, un auténtico paso del Señor por en medio de su pueblo. Un paso suave como la brisa de Elías; pero un fuego del Espíritu, como escuchábamos estos días, como en la zarza ardiente: un fuego que arde, pero no quema; un fuego que purifica, pero no destruye. Fuego que ilumina acariciando, que consuela desbordando amor gratuito; que convierte seduciendo; un fuego que te introduce en la eternidad porque te hace gozar del amor de Dios.
Un gran regalo.
¡Cómo agradecer tanto don recibido!
P. Jorge Miró Miró (Valencia)
Para mí ha sido un momento fuerte de encuentro con la Gracia. Tal vez no sólo por la alabanza, sino por haberla podido disfrutar entre sacerdotes, algo que a veces es más difícil. Ha sido una experiencia cuya principal sensación es sentirme invadido por el Espíritu Santo: el corazón sólo busca dar gloria a Dios, unirse a ese misterio de comunión.
Creo que he experimentado la alegría de quién se siente amado inmerecidamente; y eso, no sólo lleva a sonreír o sentir la paz del alma, más aún, te lleva a cantar, saltar y danzar de alegría ante Aquel que tanto nos ha dado.
Han sido unos días, de renovar la unción del ministerio...como aquella sensación de estar recién ordenado donde se saboreaba el Crisma en cada gesto, en cada sacramento, en cada bendición... sólo puedo dar Gloria a Dios, por estos días que nos ha regalado, por el encuentro con tantos hermanos que participamos de un mismo carisma.
P. Enmanuel Vega Rodríguez (Granada)