Jueves 13 de enero
INTERCEDER NOCHE Y DÍA
Una ayuda espiritual que podemos prestar a los otros es la intercesión, pidiendo a Dios por los demás, cortando en el nombre de Jesús los influjos negativos que lleguen a los otros a través del propio pecado o por medio de una herencia familiar de faltas de perdón, de odios o de vicios consuetudinarios. Si falta la intercesión y la oración continuada por los otros, podemos quedarnos sin la conveniente protección divina, que no hemos implorado, y pueden suceder desgracias y catástrofes, que no hemos evitado. El gran remedio de la intercesión ante Dios no se suple con supersticiones y amuletos, que a Él no Le agradan.
Ante el peligro de derrota por los enemigos, no basta que el pueblo de Israel lleve al campo de batalla el Arca de la Alianza con Dios, como si fuese un amuleto, que actúa mientras nosotros hemos estado pasivos e inoperantes (1 S 4,5.11).
Dios no nos libra del mal y del peligro con talismanes, sino con la oración de intercesión constante, que hacemos en unión con nuestro Sumo Sacerdote y eficaz Intercesor, Jesús, el Señor.
Además de la oración de intercesión por otros, existe la súplica a Dios por uno mismo. El leproso del evangelio suplica de rodillas a Jesús: "Si quieres, puedes limpiarme" (Mc 1,40). Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: "Quiero, queda limpio" (Mc 1,41). Señor Jesús: Tú puedes hacernos limpios en el cuerpo y en el alma como a este leproso. Y puedes más; puedes ordenarnos unirnos contigo y con tu mandato, para decir contigo a nuestros hermanos enfermos: "Quiero, queda limpio", quiero; queda sano.
Toma mi lengua, Señor, y ordena con mis labios a la enfermedad: vete.
Convierte nuestras vidas en una intercesión continuada por cada uno de los hombres. Haz de tus Eucaristías presencia sanadora tuya y poderosas intercesiones por nuestra humanidad herida y amenazada, que puedan cambiar el sentido negativo de la historia. Cambia la lepra de nuestro mundo por la limpieza transformativa de tu salvación. No permitas que seamos derrotados por el enemigo. Libéranos y límpianos, Señor.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)