Jueves 12 de mayo
MÁS INTIMIDAD DIVINA
Dios trata siempre de mantener una intimidad salvadora con su pueblo. Desde el lejano cautiverio de Egipto, "Dios los sacó de allí con brazo poderoso y durante cuarenta años los alimentó en el desierto" (Hch 13,17-18) y, finalmente, "Dios sacó de la descendencia de David un Salvador para Israel: Jesús" (Hch 13,23). Cuando Jesús se hace presente entre nosotros, nos asegura que, si le recibimos, recibimos también al que le ha enviado (Jn 13,20). Es decir, llegamos a tener intimidad con Cristo y con su Padre.
¡Qué bien conocía este misterio Juan, el discípulo y evangelista, después que le revelaste tu ser profundo y divino y le introdujiste en tu intimidad! El creía que Tú eras el "Yo soy" y "el que es" (Jn 13,19) y que Tú conocías el futuro y que sabias quién era el que Te iba a entregar (Jn 13,18). Juan conoció tu divinidad y tu Persona divina, asociada a una humanidad perfecta que pudiese tener la experiencia del padecimiento y de una filiación especialísima, dimanante de la Persona divina del Verbo.
Nosotros, con Juan evangelista, creemos que Tú eres el "Yo soy", que eres Dios de Dios y que, al recibirte a Ti, recibimos también al Padre que Te envió (Jn 13,20) y al Espíritu divino de tu Amor.
¡Bendita intimidad trinitaria concedida a tus pequeños hijos, los hombres!
Te alabamos, Te bendecimos y Te damos gracias por ello, Señor Dios, Rey celestial y de nuestros corazones. Mora en ellos por siempre. Amén.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)