Lunes 20 de junio
EN ÉL SERÁN BENDECIDAS TODAS LAS NACIONES
Dios quiere ser bendición para su pueblo a través de Abrahán: “Te bendeciré, haré famoso tu nombre y será una bendición” (Gn 12,2). Si el pueblo rechaza las bendiciones de Dios y se aparta de los mandatos y del pacto que Dios hizo con ellos (2 R17,15), sobreviene el castigo de Dios, como sucedió con Israel por medio de las tropas del rey Salmanasar (2 R 17,6).
Hemos de acudir al Señor para que, en vez de ser juzgados severamente por nuestras faltas (Mt 7,1-2), seamos bendecidos por Dios.
¿Cómo pueden quedar bendecidas todas las naciones todas las naciones de la tierra en el nombre de Abrahán? Por la promesa hecha por Dios, por su elección y su voluntad son bendecidos en Abrahán todos los creyentes. Por esta misma promesa serán bendecidos todos los pueblos (israelitas y palestinos y los hombres de todos los continentes). Pero, sobre todo, todos seremos bendecidos en la descendencia de Abrahán según la carne, que es Cristo Jesús, que, en cuanto Hijo de Dios, existía antes que Abrahán fuese (Jn 8,58) y todo Él es bendición del Padre.
En Ti, Jesús, todos somos bendecidos por Dios. Tú eres la bendición del Padre y del Espíritu para todos los hombres. En cada eucaristía Te presentas como bendición para nosotros con el abrazo de amor tuyo y del Padre y del Espíritu. Tu bendición nos baja de toda tu Santa Trinidad.
Jesús, Tú eres la santidad de Dios. Vienes a quitarnos las motas de imperfecciones que tenemos (Mt 7,4) y a enriquecernos con tus bendiciones. Tú mismo eres la mayor de las bendiciones para nosotros.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)