Lunes 1 de agosto
PAN DEL CIELO Y DE LA TIERRA
Dios cuida también del hambre espiritual de los humanos y les da su Palabra sana y verdadera. Siempre puede darse el riesgo de los falsos profetas y de los charlatanes, que venden como bueno el pan falso de sus mentiras e invenciones. Dios castigó a Ananías porque rechazó el mensaje inspirado de Jeremías y profetizó falsamente según su capricho; por eso Dios le eliminó de su pueblo (Jr 28,17).
Cristo es el gran Profeta, que nos da el alimento verdadero para el cuerpo y para el alma. Él nos enseñó a pedir: "Danos hoy nuestro pan de cada día". A muchos les gusta interpretar el pan de cada día sólo como el pan material. Cristo quiso multiplicar el pan terrenal para que los que le seguían en el desierto no pasasen hambre (Mt 14,19-20). Los judíos le pidieron a Moisés carne, además del Maná, y Dios les dio carne "venida del cielo", codornices. El alimento material es también don gratuito y maravilloso de Dios.
Si faltan el pan espiritual, la Palabra de Dios, su sacramento y su consuelo, las protestas humanas seguirán y el espíritu humano no tendrá paz. Por eso, pedimos también a Dios el pan espiritual de cada día.
"Aliméntanos, Señor, con el pan sobresustancial", con el pan que dura para siempre, con tu pan eucarístico que nos da vida eterna. Danos ansias del pan celeste, que nunca se agota, y de la bebida de tu Espíritu, que sacia toda sed. En tiempos de hambre y de sequía danos el agua abundante de tu Espíritu.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)