Viernes 5 de agosto
CLARIDAD DE DIOS
No podemos vivir en claridad si no estamos cercanos a la luz de Dios. Necesitamos luz de Dios para seguirle con fidelidad en nuestras cruces (Mt 16,24),
La poderosa claridad de Dios aniquila nuestras sombras y también el poder nuestros opresores: ¡Ay de la ciudad sangrienta, toda ella mentirosa, llena de crueldades, insaciable de despojos!" (Na 3,1). Dios mismo derrota a nuestros enemigos. Esto no implica que no tengamos que perder nuestra vida para ganar la de Cristo (Mt 16,25). Pero nos refugiamos en su Corazón, en su mente, en su luz y en su divinidad. Refugiados en el Señor, actuaremos con su luz, veremos con sus ojos, hablaremos con sus palabras y pensaremos desde su sabiduría y su claridad.
¡Maravilloso lo oscuro cuando tiene la claridad y la eficacia de Dios! (Rus jeruam, Jehoshuá; Tajalán eben, Marijam). El trono y el poder de Cristo están por encima de Mahoma. Y tu claridad, Señor, está sobre todo lo creado.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)