Sábado 6 de agosto
EL CUERPO DEL MAÑANA ETERNO
La transfiguración del Señor nos va a descubrir lo que puede ser el cuerpo humano en gloria: "el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blanco" (Lc 9,29). Cristo es el hombre glorioso entre las nubes del cielo (Dn 7,13), que brilla como lámpara en el lugar oscuro (2 P 1,19) de este mundo pasajero. Y nosotros estamos llamados a brillar con Él.
El cuerpo del que vive en Cristo tiene vida eterna y tendrá resurrección con Cristo en el último día. Será el cuerpo glorioso del mañana eterno. Antes, pasará como el cuerpo de Cristo por la muerte, pero no se quedará en la muerte; pasará a la vida eterna trasfigurada en Cristo. El cuerpo de corrupción resucitará en incorrupción.
El bendito Cuerpo de Cristo glorificado es el modelo. En el Tabor, nos preanuncia su gloria futura. Cristo la asume después de su resurrección y con ella resplandece su santo cuerpo en el reino celestial.
¡Cuerpo de Cristo glorificado: bendito seas y adorado por siempre con tu divinidad! Ahora Cristo nos esconde la gloria de su Cuerpo en la Eucaristía, porque aún no hemos llegado al Padre. Sólo, de vez en vez, Cristo nos deja ver vislumbres de su gloria en su presencia eucarística, amorosa e iluminadora ... ¡Bendita sea tu santa humanidad gloriosa, oh Cristo resucitado, en la Eucaristía, en el seno del Padre en el seno del comulgante! Tú eres semilla de resurrección gloriosa.
¡Cuerpo beatificante de Cristo: glorificado seas por todos los que ya han recibido tu gloria eterna y por todos los que reciben aquí abajo los vislumbres de tu amor y de tu gloria definitiva!
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)