Jueves 22 de septiembre
PROFETAS DEL ALTÍSIMO
Hay muchas cosas de la vida que pueden quedarse en vaciedades sin sentido (Qo/Ecl1,2). Decimos muchas palabras vanas que no sirven para nada provechoso. Pero hay palabras proféticas, inspiradas por Dios y palabras de verdad y de luz, que son un don precioso de Dios para orientarnos en un servicio mejor a Él.
Los profetas del Altísimo son un regalo de luz para los hombres. Son los profetas los que nos pasan el mensaje de cómo hay que reconstruir el Templo de Dios y la Iglesia en cada época de la historia. Nunca nos han faltado profetas del Señor, por más que no se les haya escuchado.
Francisco de Asís fue llamado proféticamente a reconstruir la Iglesia, no con piedras materiales, sino con piedras vivas y seguidores de Jesús pobre. Pensamos, a veces, que sería necesario que Juan el Bautista y Elías volvieran de nuevo a la vida (Lc 9,8) para profetizar en medio de un mundo pecador y desnortado. Tal vez, vuelvan un día con Cristo al final de los tiempos. Quien ha venido ya a nosotros y viene cada día es Cristo, el gran Profeta que tenía que venir y que nos enseña sin
descanso el camino de la salvación, de la verdad y de la vida. Él nos sigue hablando hoy a través de los maestros y guardianes oficiales de la verdad en la Iglesia jerárquica y a través de los profetas, que Él suscita.
Señor Jesús: Profeta Altísimo del Padre, no dejes que se apaguen en tu Iglesia las voces y los gestos proféticos, que remuevan las conciencias, revelen a los hombres tu amor y la voluntad de tu Padre y reedifiquen continuamente a tu Iglesia con la fuerza y la luz profética de tu Palabra.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C - Ceferino Santos S.J.