Domingo 27 de noviembre
Domingo 1º de Adviento
ESTÁ MÁS CERCA LA SALVACIÓN
Al comenzar el tiempo litúrgico de Adviento, esto es, de la Venida del Señor, el profeta Isaías nos exhorta: "Venid, subamos al monte del Señor, a la Casa de Dios" (Is 2,3). Estamos tan inmersos en nuestros valles de sombras, de angustias, de luchas entre hermanos y de pecado, que necesitamos levantar los ojos y ponernos en camino hacia el monte de nuestro Dios.
La Iglesia nos anima con las palabras del profeta. "Vamos; caminemos a la luz del Señor" (Is 2,5). Necesitamos la luz de Dios para hacer nuestro camino sin tropezar, necesitamos la luz indeficiente de su gloria para avanzar sin desfallecer. Ánimo; "es hora de espabilarnos" (Rm 13,11) porque cada día está más cerca nuestra salvación, y está más cerca Cristo con su venida definitiva y definitoria (Mt 24,44). Como no sabemos ni el día ni la hora (Mt 24,36) sólo nos resta la vigilante espera del Señor, que ya llega, para que no seamos sorprendidos en la irresponsabilidad, en el pecado o en la somnolencia culpable.
Vivimos un ya ahora con proyección eterna de futuro. Deseamos estar con Cristo y ser revestidos de su gracia, de su vida, de su ser maravilloso y divino (Rm 13,14). "Salimos de la noche y estrenamos la aurora" de la luz eterna de Cristo que ya viene. Y vigilantes lo esperamos.
"Ven, Señor Jesús"; ven pronto y no tardes; ven, que Te esperamos. Ven a nuestras vidas, a nuestra pobreza, a nuestros cansancios y a nuestras muertes. Mientras tanto, queremos salir de las tinieblas y caminar a tu luz, Señor (Is 2,5); queremos, armados con las armas de la luz (Rm 13,12), esperar, llenos de gozo, la luz definitiva de la gloria. "¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!" (Sl 122,1).
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C - Ceferino Santos S.J.