Miércoles 25 de enero
La conversión de San Pablo
ANUNCIADORES DE JESÚS
Dios trae buenas noticias a sus amigos y quiere que se difundan como la luz puesta en lo alto del candelero (Mc 4,21). La Buena Noticia de Jesús ha de ser anunciada con el poder del Espíritu Santo por todas partes (Mc 16,15) y hemos de pedir que el Señor la confirme con las señales que acompañan a los que creen: expulsar demonios, hablar lenguas nuevas ..., sanar enfermos (Mc 16,17-18).
Una proclamación de Jesús sin señales es un anuncio de Jesús, demasiado humano, demasiado a nuestra medida y con poca fe y seguridad de lo alto.
San Pablo, después de su conversión, puede anunciar con poder al Jesús que vio en el camino de Damasco (Hch 22,8) y que volvió a ver en éxtasis en el Templo de Jerusalén (Hch 22,17-18), cuando le enviaba a evangelizar a los gentiles.
Pablo tenía experiencia viva de Jesús y podía anunciarle con verdad y con poder.
Te pido, Señor Jesús, evangelizadores como San Pablo, formados a la medida de Dios. Te pido evangelizadores con experiencia personal de ti, Jesús, y con señales, que confirmen la verdad de lo que anuncian. San Pablo en muy poco tiempo, por tu gracia, se convirtió en un instrumento maravilloso para trasmitir la verdad y la vida que nos das: "Vas a ser testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído": (Hch 22,15). El confundía con su predicación a los judíos, demostrándoles que Tú eras el Mesías. Él se gastó y se superconsumió para anunciar hasta su muerte, en ella y con ella, que Tú, Jesús, eras su Señor, que vivías en él con tus señales y con el poder de tu Espíritu. Multiplica hoy entre nosotros los evangelizadores como Pablo de Tarso. Haznos anunciadores tuyos, Señor, con poder.
“El Pan de la Palabra dánosle hoy” Ciclo A - Ceferino Santos S.J.