Martes 14 de marzo
Martes 3ª Semana de Cuaresma
VENGA SOBRE NOSOTROS SU MISERICORDIA
No abundan entre las naciones y entre los hombres el perdón, la bondad y la misericordia. Pedimos la compasión de Dios: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo" (Mt 18,26); pero nos falta misericordia con los otros. El Señor podría decirnos con las palabras del evangelio:"¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como Yo tuve compasión de ti?" (Mt 8,33).
Todos necesitamos el perdón y la misericordia de Dios. Azarías en medio de la hoguera de fuego amenazante, invoca la misericordia de Dios no sólo sobre él, en riesgo de su vida, sino sobre todo su pueblo. Fue intercesor misericordioso por su gente, y así Dios le devolvió misericordia. Azarías invocó la misericordia del Señor, "por honor de su nombre" (Dn 3,34). Uno de los muchos nombres del Altísimo es "el misericordioso". Tenemos que pedirle que ejerza su compasión y su misericordia, no porque nosotros lo merezcamos, sino por honor de su nombre: el compasivo.
Necesitamos la misericordia de Dios porque somos pobres, indigentes, débiles y pecadores, que no podemos ayudarnos ni salvarnos a nosotros mismos. Ésta es la postura, grata a Dios, del "corazón contrito y humillado" (Dn 3 39) que "Dios no lo desprecia" (Sl 50,19). La humildad del hombre atrae sobre sí la compasión de Dios.
Es, sobre todo, el perdón y la misericordia con los otros (Mt 18,22) lo que apresura la compasión y el perdón de Dios sobre nosotros mismos. Dios nos ve parecidos a Él y perdonadores, y Él se llena de ternura por nosotros, nos perdona y nos hace hijos amados y compadecidos.
Señor, Padre nuestro: envuélvenos con tu piedad, tu perdón y tu misericordia para siempre, y seremos salvos. No nos dejes solos y abandonados; venga tu misericordia sobre nosotros y líbranos con tu obrar perdonador y admirable.
“El Pan de la Palabra dánosle hoy” Ciclo A - Ceferino Santos S.J