Miércoles 24 de mayo
Miércoles 7ª Semana de Pascua
EN MANOS DE LA PALABRA
Cuando San Pablo se despedía de los creyentes de Éfeso, los deja "en manos de Dios y de la Palabra que tiene poder para construir y dar la herencia de Dios a todos los consagrados" (Hch 20,32). La Palabra de Dios, encarnada en Cristo, tiene poder admirable para enseñarnos, conducirnos, iluminarnos, vivificarnos, curarnos y ofrecernos el anticipo de la herencia de Dios. No podemos separarnos de la aceptación comprometida y creyente de la Palabra del Señor, viva y eficaz. Es tan eficaz que proclamada a los enfermos puede curarlos, como le pasó a San Francisco Javier cuando enviaba a sus ayudantes a leer un evangelio a moribundos que se sanaban. Nos ponemos "en manos de esta Palabra" salvadora y le pedimos a Dios que no nos deje apartarnos de su verdad liberadora. Que como María recibamos la Palabra de Dios en nosotros y que sepamos vivirla y darla a los demás, pues hay más dicha en dar que en recibir (Hch 20,25).
Nos ponemos también en manos del Padre (Hch 20,23), para que nos guarde del mal de todo tipo (Jn 17,15); para que nos mantenga unidos a Él (Jn 17,11) por el amor de su Espíritu y para que quedemos alejados del error y de la mentira y consagrados a la verdad (Jn 17,19) de su Palabra y de su Espíritu, que puede llevarnos a la verdad completa.
¡Mantennos, Espíritu Santo, en la Palabra que puede salvarnos si sabemos guardarla y Tú nos la iluminas como senda de vida y camino de verdad! Y Tú, Padre, mantennos en tus manos como a hijos fieles, protegidos de todo mal. Amén.
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo A - Ceferino Santos S.J.