Sábado 6 de julio
Sábado de la 13ª Semana
GOZO POR LAS BENDICIONES DE DIOS
Estar con Cristo, en la fiesta de sus desposorios con nuestra humanidad, es causa de alegría y de bendiciones para nosotros (Mt 9,15). La presencia amorosa de Dios en medio de su pueblo es motivo de bendición y de esperanza.
Jacob se adelantó a recibir las bendiciones de su padre ciego, Isaac, suplantando a su hermano Esaú, y se alegró de recibirlas, a pesar de las trampas que él y su madre utilizaron (Gn 27,15-17).
Los dones de Dios se convierten en gozo para todos aquellos que son bendecidos en Cristo Jesús. Cristo mismo, el novio de la humanidad redimida es nuestra gran bendición. Por él y en él hemos sido bendecidos con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales (Ef 1,3).
La presencia del Novio causa bendiciones y alegría: "No pueden guardar luto los amigos del Novio, mientras el novio está con ellos" (Mt 9,15). "No puede estar triste el corazón que adora a Cristo; no puede estar triste el corazón que adora a Dios" ...
El vino nuevo (Mt 9,17) de la Palabra y de los sacramentos es un don continuado en la Iglesia, que enciende la presencia de Cristo en nosotros. El don repetido de la Eucaristía es una alegre bendición para la humanidad.
El Espíritu Santo es el don de Dios que nos sella para la bendición definitiva de la herencia eterna, donde siempre seremos alabanza de su gloria (Ef 1,14). Y allí el gozo será eterno, pleno, inacabable.
¡Gracias, mi Dios!
"El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo C (Ceferino Santos S.J.)