Martes 27 de junio
Martes de la 12ª Semana
EL DON DE LO SAGRADO
Dios con todo lo suyo: sus dones, sus palabras, su Iglesia, sus sacramentos y sus pertenencias, son algo retraído al uso común y consagrado. Jesús nos recomienda en su evangelio que "no demos lo sagrado a los perros" (Mt 7,6). Hemos de ofrecer una y otra vez a Dios con manos limpias lo sagrado, pues sólo a Él se le debe y no está destinado para que los hombres lo profanen.
Incluso las cosas que llamamos profanas, al ser ofrecidas a Dios, ascienden a la categoría de santificadas y consagradas. Las aportaciones y colectas, hechas en favor de la Iglesia de Judea por los hermanos de Macedonia (2 Co 8,4-5), son como ofrenda dada a Dios con las mismas personas de los oferentes. Así, los cristianos pueden santificar sus labores profanas por la pureza de su intención y por su ofrecimiento al Señor.
Hemos de pedir la protección de Dios y de sus santos ángeles para todo lo que está consagrado a Él y a su servicio: para sus sacerdotes y sus vírgenes, para el Papa y los Obispos, para los propagadores del evangelio en medios hostiles, para los niños inocentes consagrados a Dios en su bautismo ... y hasta para los medios materiales utilizados para servicio del Señor. Dios ve como suyas las cosas a Él consagradas y las defiende.
Sagradas, son también las personas de los otros, pues son posesión del Señor, destinadas a Él, y deben ser tratados con amor y respeto (Mt 7,12), sin abusos ni violencias. (De esto, los asesinos y terroristas ni se enteran. Creen que los demás son posesión suya; ¿desde cuándo?). Sagrada es, sobre todo, la Santa Eucaristía, presencia viva de Jesús, que hemos de manejar con todo respeto, toda veneración, amor y reverencia.
Señor y Padre: Haz de nosotros un pueblo consagrado a Ti.
A Ti nos ofrecemos y nos entregamos una vez más.
Límpianos para que tratemos santamente todo lo sagrado y ofrecido a Ti, como a imágenes de tu presencia. Amén.
El Pan de la Palabra dánosle hoy” Ciclo A - Ceferino Santos S.J.