Viernes 4 de diciembre
Viernes 1ª Semana de Adviento
RODEADOS POR LA GRATUIDAD
La gratuidad de los dones de Dios se desborda sobre los hombres: gracias actuales y santificantes, gracias intrínsecas y extrínsecas, gracias creadas y gracia increada. Los dones gratuitos de Dios nos rodean y nos plenifican, con la condición imprescindible de que los queramos aceptar.
La gratuidad de Dios, que nos llega por medio de Jesucristo, tocaba la ceguera de los ciegos y "se les abrieron los ojos" (Mt 9,30). La gratuidad de Dios roza la tierra infecunda del Líbano, y éste se convierte en un vergel (Is 29,17), lleno de frutales. Porque la acción gratuita de Dios alcanza a los oídos de los sordos, éstos oirán las palabras del libro de la vida, y verán los ojos de los ciegos, libres de tinieblas y de oscuridad (Is 17,18). Por la gratuidad de Dios los oprimidos y los pobres se gozarán en el Santo de Israel (Is 17,19) y Dios acabará con el opresor, el cínico y el injusto, que llevaban al inocente al tribunal con trampas (Is 17,20-21). Por la acción gratuita de Dios somos santificados y así podemos glorificar al Dios de Israel (Is 29,23).
Donde la gratuidad de Dios se desbordó sin límites fue en María, la llena de gracia y dones de Dios desde el primer momento de su ser y la bendita entre todas las mujeres. Ella es la Inmaculada, la plenamente agraciada sin pecado, y ella es la "panaghia", la "toda santa", como la llama la liturgia griega, por estar rebosante de los dones de Dios y del mismo Dios.
¡Glorificado seas, Señor y Padre, por los dones de la gratuidad en María siempre Virgen, en la que has hecho obras grandísimas! Y glorificado seas en cada uno de nosotros por cada hora en la que nos rodeas con los dones de tu amor gratuito e inefable.
Ábrenos a tu gratuidad incesante, Señor Dios nuestro. Amén.
“El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo A - Ceferino Santos S.J.